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Antídoto

Writer's picture: Pastora MarthaPastora Martha

Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados

Hebreos 12:14

 

Todos hemos vivido experiencias que nos hacen pensar en la importancia de un antídoto; suena extraño, pero en ocasiones, las emociones, sentimientos, situaciones, circunstancias, malas decisiones, manifiestan la necesidad de ser salvados de un envenenamiento. El corazón, alma, cuerpo, todo el ser, está herido de muerte y debe actuarse rápido. Es necesario apresurarse, tomar medidas efectivas antes de que la contaminación avance, invada y se llegue demasiado tarde para evitar la muerte.

Así como las serpientes en su variedad, una gama bastante amplia, algunas inofensivas, pero otras medianamente peligrosas o excesivamente letales, poseen un veneno que finalmente inyectan, para lograr su cometido, de igual manera, en nosotros los humanos, existe una extensa lista de "razones" que causan el mismo efecto; conociendo acerca de esa especie animal tan temible, la mayoría esquiva con astucia el contraataque defensivo, pero algunas son combatidas en el instante o con paciencia y precaución, se les alcanza más tarde en la cacería, evitando que causen más daño. Aunque se exterminen algunas, quedan otras que cautelosamente se esconderán, desplegarán su camuflaje y se saldrán con la suya para seguir atacando. La ciencia ha podido desarrollar, según la especie, diferentes tipos de antídotos para ser aplicados e inyectados a las víctimas y éstas logren sobrevivir, salvarse, empezar de nuevo sus vidas. “No todos correrán con esa buena fortuna”.

En nuestra especie humana podríamos pensar en esas cosas que van minando nuestro ser, atacándonos poco a poco o violentamente, para “causar nuestro envenenamiento”. Los antídotos existen, pero nos negamos de manera arbitraria, caprichosa o consciente a utilizarlos prefiriendo la muerte lenta, tal vez súbita, acorralados por el egoísmo, la envidia, codicia, soberbia, odio o resentimientos. “La amargura” es uno de los más letales y sutiles venenos, que gradualmente magnifican su poder. Tristemente las consecuencias, causan profundas heridas, que sólo pueden ser sanadas con la intervención de un antídoto poderoso, que estaba a la mano, disponible, pero se pasó por alto o se tuvo en cuenta solo hasta sentirse desfallecer. Es mejor no esperar a que sea demasiado tarde. “El amor de Dios” conlleva al perdón, pensar en su sacrificio en la cruz y todo cuanto entregó para librarnos de la muerte ocasionada por el veneno letal del pecado.

Olvidamos ligeramente, todo lo que ha significado el amor del Todopoderoso, su ejemplo y enseñanzas. Nos cuesta perdonar y andamos igual que las serpientes mirando cómo atacar con nuestra amargura o dejándonos vencer por ella. Debemos ser intencionalmente cautelosos, portadores de amor, fruto del Espíritu Santo, usando la armadura espiritual completa, de la que somos revestidos para protegernos y no permanecer vulnerables ante los ataques del enemigo. ¡Estemos alerta!

“El mejor antídoto” es conocer la Palabra de Dios, guardarla en el corazón, apropiarse de ella, ponerla en práctica para resistir con valentía y seguridad todo tipo de ataque.


Oración Para Hoy

Dios mío necesitamos conocerte y tener fe, para contrarrestar el ataque violento del enemigo de nuestras almas. Ayúdanos a vencer con el bien el mal.

¿Cuáles cosas albergas en tu corazón que envenenan tu vida con amargura?

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