Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne.
-Génesis 2:23-
Podríamos estar de acuerdo que nadie con un mínimo de cordura se atrevería a realizar una cirugía, presentar defensa ante una corte o desarmar el motor de su propio vehículo sin tener idea qué es lo que enfrenta; sin embargo, cada día se entregan buenas personas en manos de quienes le destrozarán el corazón; otros, confiando y sin conocer las verdaderas intenciones, entregarán poderes a quienes se quedarán con sus bienes o los más osados desvalijarán su propio matrimonio con la intención de repararlo.
El matrimonio es uno de los mayores éxitos que el hombre y la mujer tienen oportunidad de alcanzar. Se trata más que de palabras y buenas intenciones. Es totalmente necesario abrirnos al Plan de Dios para alinear nuestras experiencias y activar nuestras virtudes. La vida plena en un matrimonio verdadero no solo es posible sino necesaria.
Génesis 2:23 expresa con determinada precisión al matrimonio envuelto en el más consciente y sublime amor. En palabras del mismo Señor Jesucristo, el segundo mandamiento, el cual es semejante al primero y más importante de todos, es: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La mayor intensidad de amor que el ser humano puede experimentar es: como se ama a sí mismo.
De esta manera Adán se refiere a la mujer que Dios le dio "eres parte de mi". Toda expresión lisonjera que no salga de un corazón consciente de la unidad pertinente al matrimonio, no es de fiar, "puede ser que endulce el oído pero no el corazón".
El matrimonio es el proceso mediante el cual dos identidades complementarias son transformadas en UNO.
"Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne" Génesis 2:24. El verdadero matrimonio se consolida fundamentado en esta verdad. Basta con observar el proceso de una nueva vida en existencia a partir de la unión natural diseñada por Dios a través de la unión de un espermatozoide con un óvulo. Una especial intención caracteriza el proceder soberano de Dios en la creación, esta se deriva de su esencia misma, "la unidad". Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo pero es Uno.
La obra creadora de Dios está impregnada con este carácter: un pueblo Judío escogido y un pueblo gentil adoptado conforman un solo ser, la iglesia de Cristo, la novia del cordero; sobre la cual está determinado un destino glorioso en el anhelo de Su Salvador: "que todos sean uno; como tú. oh Padre en mi, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros" Juan 17:21. Así que tenemos frente a nosotros en este diario de vida en el matrimonio, la oportunidad de vivir unidos a Cristo para experimentar la verdadera unidad en nosotros.
Oración
Padre bueno, ayúdanos a vivir en unidad contigo, a través del matrimonio, contemplando tu amor a través de mi relación con mi esposo(a), para no buscar simplemente mi complacencia sino agradarte primero y gozarme con quien me he unido. Porque ahora Somos UNO. Amén
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