"Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel; Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.
Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré."
Lamentaciones 3:19-24
Amo la honestidad de las Escrituras. Siempre he pensado que este es un pasaje interesante ubicado justo en el centro de un libro que tiene un nombre apropiado por la tristeza de su contenido. El escritor de Lamentaciones llora por el sufrimiento de Israel, clama contra sus enemigos y derrama la desesperada oscuridad de su propia alma. La única esperanza que se encuentra en estos cinco capítulos es la que proviene de poner la propia en el amor, la misericordia y la fidelidad de Dios.
El sufrimiento es un concepto muy relativo. Siempre podemos encontrar a alguien cuyo sufrimiento es aparentemente mayor que el nuestro, pero eso rara vez nos confortaría porque nosotros también estamos experimentando dolor, injusticia, confusión, debilidad, fatiga, molestia, tristeza o cualquiera de los aspectos negativos de la condición humana. Para toda persona, cada nuevo día trae algún tipo de dificultad, desde dolores y molestias menores hasta tragedias que cambian la vida. Encontraremos esperanza no buscando constantemente formas de evitar el dolor, sino confiando en Dios, cuya compasión y misericordias nunca fallan, son nuevas cada mañana.
El escritor de Lamentaciones hace énfasis en afirmar que "recuerda" las cosas difíciles de su vida, pero "no se deja derrotar por ellas debido al gran amor de Dios". Podemos sentirnos abrumados o devastados con bastante facilidad si no nos tomamos el tiempo, especialmente en medio de circunstancias difíciles, para recordar que nuestra esperanza no está en nosotros mismos, los médicos, el gobierno o algún plan humano. Nuestra esperanza está en Dios, quien tiene un suministro inagotable de misericordia y amor por sus hijos.
Me resulta muy reconfortante que este escritor no solo se centre en la grandeza del amor de Dios, sino también en su consistencia. Cada mañana recibimos más compasión, más misericordia, más amor. No es como los aguaceros de verano en Florida, donde llueve torrencialmente durante diez minutos y luego desaparece. Es una lluvia constante de compasión que nos mantiene saturados de esperanza. Un día más, significa un día más de la presencia permanente de Dios y su amor interminable.
Mientras esperas en el Señor, tu porción, hoy, permite que Su compasión, la de este día, penetre en tu corazón y mente; elimina sentirte agobiado por cualquier circunstancia de la vida.
Oración
Señor, eres fiel. Tus misericordias son nuevas cada mañana y mi esperanza está en tu amor inagotable. Recuérdame que no necesito sentirme abrumado por nada en esta vida porque siempre estás cerca y siempre me amas.
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