El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
-1 Corintios 13:4-8-
El matrimonio no es el vínculo que mantiene dos elementos unidos. El matrimonio es solo un elemento indivisible de tres vértices. Nobles e infructuosos intentos de la psicología moderna que mediante terapias de pareja, pretende reducir la distancia entre los cónyuges, producen resultados que se desvanecen, debido a que desafían la posición propia de cada uno. Únicamente un genuino próposito personal del hombre y de la mujer por acercarse cada día más a Dios y estrechar su relación con Él, traerá como consecuencia un firme acercamiento no forzado entre la pareja.
Dos seres suficientemente diferentes deciden unir sus vidas en matrimonio, impulsados por la tranquilidad que proporciona tener la coartada perfecta: "es que estaba enamorado y el amor es ciego". No es verdad; todos nos casamos navegando en un coctel de ilusión, mezclado con el dulce sabor del amor, una efervescente sensación de triunfo y un alto porcentaje de temor. Posiblemente esta es la verdadera razón que determina la edad y el momento propicio para el matrimonio; justo cuando comienza la madurez (indispensable para el acto consciente), pero dentro de la fortaleza de la juventud (para poder soportar semejante impacto, en todas las áreas).
Que dos personas particularmente diferentes, criadas por separado en ambientes familiares distintos, culturalmente acostumbrados a conductas de comportamiento aprendidas de toda la vida y con procesos de pensamiento evidentemente sesgados, sean capaces de vivir juntos, es definitivamente madurez o una gran locura.
Existe algo de razón en que los polos opuestos se atraen, pero qué maravillosa dimensión envuelve al matrimonio cuando nos enteramos que esas mismas diferencias, han sido desarrolladas intencionalmente para el éxito del mismo.
"Intencionalmente diferentes" es la convicción que enmarca al maravilloso proceso de correspondencia, ajuste, complementación y optimización, que da como resultado "la mejor percepción" que la pareja puede hacer de sí misma: SOMOS UNO.
El amor es un mostruo devorador de incompatibilidades, es el bálsamo lubricante del engranaje para el matrimonio, cada vez que un ruido incómodo y recurrente anuncia desgaste por fricción o cuando esas líneas indeseadas de expresión señalan culpable a nuestro cónyuge, es hora de despertar al monstruo y hacer una significativa inversión de lubricante. Haz un alto en este presente momento de tu matrimonio y atrévete a tener presente -si es posible escribe en un papel-, alguna de las diferencias descubiertas que más ruido produce en tu relación matrimonial. ¡Recuerda aplicar el lubricante!
Oración
Padre Celestial, gracias por mi matrimonio; sólo tu amor y que seas el centro de mi relación con mi esposa(o) permitirá que el amor triunfe, sea más grande que las diferencias, el bálsamo efectivo para suavizar heridas, restaurar, eliminar los ruidos y escuchar tu voz. Ayúdanos para permanecer unidos a Ti.
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