Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
-Génesis 2:24-
En los eventos del proceso de la creación, narrados en Génesis 1, podemos percibir una emotiva expectativa que acompaña la mirada evaluadora del Creador, "y vio Dios que era bueno". Esta expresión más que una merecida complacencia, manifiesta la perfecta coincidencia entre la intención puesta sobre el elemento creado y el resultado final, "tal como lo quería". Excepcionalmente esta apreciación evaluadora una vez creado el hombre fue: Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Génesis 2:18
Al crear al hombre Dios lo ve a su semejanza pero que no está completa su obra. y con la certeza de su sabiduría realiza lo pertinente. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:26-27.
El mismo Adán al ver a la mujer, reconoce la unidad constitutiva que caracteriza la obra de Dios. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne. Génesis 2:23.
La semejanza de la máxima creación conforme a Dios aclara imperativamente que no está exclusivamente limitada a la imagen sino que indica una autoridad facultativa "y señoree". Nunca ha sido la voluntad de Dios que vivamos afligidos por las circunstancias de la vida, al contrario, Él anhela vernos conforme a su imagen y semejanza, en matrimonios triunfantes, que reflejen la autoridad y el señorío de Su Padre; lo cual alcanzaremos con una determinación sincera y una voluntad facilitadora, en pro de apropiarnos del concepto real del matrimonio, pareciéndonos más a Él y tomando la forma estructural necesaria para el fluir del poder de Su señorío.
El amor y su manifestación en el matrimonio debe ser sembrado y cultivado sobre este fundamental concepto SOMOS UNO, es entonces cuando el amor da como fruto la consolidación, pues no concibo vivir sin una parte de mi.
Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia. Efesios 5:29
El amor en un verdadero matrimonio trasciende, usa las palabras, caricias, detalles, poner la propia vida para enfatizar "eres parte de mi".
Cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón, recibimos su vida en nosotros, por medio de su sangre que nos reconcilia (nos hace uno) con Él. Es entonces que toda incompatibilidad es diluida en una sola sangre que vivifica y une.
El fluir de la sangre, irrigando vida por todo el cuerpo humano mantiene unidos a todos sus miembros; en el momento que se interrumpe ese fluir, la parte que no la recibe muere y es necesario amputarla, para que deje de ser uno con el cuerpo a fin de no contaminarlo. De igual manera la sangre de Jesucristo derramada en la cruz, es la única posibilidad de mantener al matrimonio unido y con vida.
Oración
Padre Celestial, a través de Jesús, fuimos reconciliados contigo, SOMOS UNO, estamos unidos para siempre. Ayúdanos para que nuestro matrimonio esté unido a Ti y SEAMOS UNO, que triunfe el amor verdadero. Amén
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