Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
- Romanos 10:10-
Nuestra boca expresa lo que nuestro corazón cree. Dios nos advierte y aconseja acerca de las palabras que decimos. Él, con su palabra creó todas las cosas que existen. Somos la única creación que tiene la capacidad de hablar, Dios nos ha provisto de una sola boca y una lengua, no dos. Nos ha provisto de dos oídos para que escuchemos más de lo que hablamos. El propósito de Dios es que vivamos en libertad, libertad que Él pagó con precio de su propia sangre.
En Éxodo 30:32-33 dice que el aceite de la unción no deberá ser derramado sobre cualquiera, sino sobre los designados por Dios. Y nos da dos reglas para ello.
1. La unción de Dios no se puede replicar
2. No se puede derramar sobre extraño alguno
En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. (Proverbios 18:21). De manera que lo que sale de nuestra boca son semillas que tienen raíces en nuestro corazón y debemos tener cuidado con lo que decimos. Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura solo un instante (Romanos 12:9).
Dios llama a las cosas que no son como si fuesen, hagámoslo nosotros también. Muchas veces decimos, confesamos y declaramos las promesas de Dios, pero cuando vienen las circunstancias terminamos poniendo nuestra mirada en la circunstancia y no en Cristo. Debemos tener autoridad y control sobre lo que confesamos con la boca. En esos momentos de crisis recordemos que Dios nos ha dado poder y dominio propio, no cobardía y debilidad (2 Timoteo 1:7).
Aunque nuestra boca sea inmunda, Dios es el único que puede quitar nuestro pecado que ha salido por nuestra boca cuando le hemos dado rienda suelta a la lengua
(Isaías 6:5-8). La primera señal que indica que Dios te ha llamado es la transformación de tu boca. Cuando Dios te llama, cambia como hablas y lo que hablas, vienes a Dios confiada y humildemente para pedir su voluntad no la tuya.
UNA BOCA TRANSFORMADA ES LA MEJOR MANERA DE DERROTAR OBSTÁCULOS
Proclamemos alabanzas dando frutos de labios que nos traen paz y sanidad (Isaías 57:19). Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre (Hebreos 13:15). Alabanza es cuando expresamos por fuera lo que Dios está haciendo por dentro, allí en nuestro interior.
Oración
Señor, gracias porque siempre eres bueno, porque mis palabras no se miden por mis amigos y el poder de la vida y de la muerte están en ti, no en lo que yo digo sino en Tu Palabra. Te ofrezco sacrificios de alabanza por medio de Jesucristo, fruto de labios que confiesan Su nombre produciendo paz y sanidad en mi vida. Me has dado dominio propio para enfrentar momentos de crisis y estar preparado.
Amén.
Alaban-Soap | Predica del Domingo | ALTAR en Español
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