Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
-1 Juan 1:9
¡Jesucristo pagó el precio! La deuda de nuestro pecado era muy grande; no existía posibilidad de que nuestras vidas fueran reconciliadas con el Creador; estábamos condenados a muerte eterna pero Él nos amó tanto que dio a su único hijo para que en él fuera puesta toda nuestra iniquidad y mediante su muerte nuestra deuda fuera borrada. A nosotros no nos costó pero sí a Dios. ¡El precio fue muy alto!
A menudo andamos desapercibidos por la vida, sin darnos cuenta de lo que tenemos. Tal vez ha sido más fácil fijar nuestra atención en lo que sucede alrededor o en el propio entorno que obstaculiza ver y sentir la inmensurable dimensión del amor que Dios nos tiene. Con seguridad somos bombardeados por los estándares que el mundo marca para tener el estilo de vida, apariencia, posición ideal o éxito, pero la posibilidad de estas motivaciones nos conduce a la mentira de una felicidad o amor equivocado que simplemente es vano, pasajero e ilusorio haciendo el vacío de nuestro corazón aún más grande cuando nosotros pretendemos ser el centro de todo.
La sutileza del engaño de nuestro enemigo, también muchas veces nuestro propio corazón, va minándonos poco a poco, casi de manera imperceptible, hasta vernos haciendo caso de la voz equivocada que nos martilla en la mente para hacernos sentir que Dios no podría amarnos y por tanto no perdonarnos. Esto no es la verdad reflejada en Cristo, que no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse sino que despojándose de su condición se hizo hombre y llevó sobre Él los pecados de todos nosotros, haciéndose obediente hasta la muerte de cruz porque nos amó, sin medir nuestras faltas ni escatimar algo; entregó todo para que tuviéramos oportunidad de ser salvos.
No importa que hayamos hecho, nada nos puede separar del amor de Dios o hará que nos ame menos. Sólo tenemos que creer en Su amor, pedir perdón. ¡La deuda de nuestro pecado ya ha sido pagada! El nacimiento de Jesús, trajo esperanza de vida eterna a todos los corazones que yacían sepultados bajo la condenación de pecado. Su propia vida entregada por nosotros en la cruz, nos permite hoy tener perdón y la promesa de eternidad a Su lado. En ésta y todas las épocas, celebraremos Su amor inagotable, el cumplimiento de lo que nos ha dicho.
Oración
Precioso Jesús, siempre celebraremos tu amor, la nueva vida que tenemos por tu sacrificio en la cruz; recordaremos tu nacimiento, muerte y resurrección para agradecerte por siempre el dulce regalo de salvación, la esperanza de una eternidad contigo. Amén
Dios Me Ama | Devocionales Cristianos | ALTAR en Español
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