“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: Estas son las palabras del que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero estás muerto. 2 ¡Despierta! Fortalece lo que queda y está a punto de morir, porque he hallado tus obras inconclusas ante los ojos de mi Dios. 3 Acuérdate, por tanto, de lo que has recibido y oído; mantenlo firme y arrepiéntete. Pero si no despiertas, vendré como un ladrón, y no sabrás a qué hora vendré a ti.
-Apocalipsis 3: 1-3-
En la mayoría de las culturas, la imagen es muy importante. En estos días, con oportunidades de redes sociales como Facebook, puedes crear cualquier imagen que desees proyectar a miles de personas. Sin embargo, esa imagen puede tener o no relación con la realidad. Con imágenes, publicaciones y tweets, puedes mostrar lo suficiente de ti mismo para dar a los demás la impresión que quieras que tengan sobre ti.
Las herramientas de las redes sociales son ciertamente diferentes de lo que ellos eran durante la época en que se escribió la Biblia, pero el deseo de crear una imagen para nosotros siempre ha estado ahí. En Apocalipsis, capítulo 3 leemos: “Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero estás muerto. ¡Despierta! Fortalece lo que queda y está a punto de morir, porque no he encontrado tus obras completas ante los ojos de mi Dios. Por tanto, recuerda lo que has recibido y oído; Obedece y arrepiéntete ".
Los cristianos de Sardis habían descuidado la verdad al dedicar su tiempo y energía a crear una imagen, una reputación, mediante la cual se dieron a conocer a los demás. Pero el Señor ve el corazón y por eso conoce no solo nuestras acciones, sino también nuestras motivaciones e intenciones. La gente de Sardis había recibido y escuchado la verdad, solo necesitaban “despertar” y reenfocarse en vivir la verdad.
En Cristo, tenemos algo que vale mucho más que una imagen. Tenemos una identidad. Somos sus hijos, amados. Hemos sido comprados por un precio para vivir con un propósito en esta tierra y luego eternamente en el cielo. No podemos ignorar por completo lo que los demás piensan de nosotros, pero podemos desequilibrarnos mucho en la importancia que asignamos a sus percepciones y expectativas. Lo más importante de ti es quién eres en Cristo. Tómate un tiempo en oración hoy para permitir que el Espíritu Santo fortalezca y afirme esa verdad en tu corazón.
Oración
Señor, recuérdame quién soy en Cristo. Ayúdame a verme a mí mismo como tú me ves y a vivir cada día basado en esa identidad. En el nombre de Jesús, Amén.
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