"Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida." Isaías 43:4 RVR1960
Recuerdo que una de las aventuras más emocionantes para mi esposo al visitar Blue Ridge en Tennessee fue ir a un parque natural donde se podía disfrutar de la experiencia de “jugar a la minería” lavando y colando unos cuantos puñados de tierra provenientes de las entrañas de las montañas para ser sorprendidos por la presencia de variadas rocas en miniatura que alucinaban con su brillo o colores; cada vez que él descubría una, exclamaba su alegría como un niño que encuentra un tesoro invaluable y sus ojos se iluminaban, su rostro resplandecía con la ternura de quien jamás había visto algo similar.
No sólo se emocionaba cuando veía las que a él le habían salido sino cuando otros encontraban más cantidad o su hermosura era mayor a las que él había podido recolectar. Todo eso vino a mi memoria al contemplar en mi mesita de noche en un pequeño joyero las yo que había logrado obtener en esa incomparable experiencia. No sólo vi el color y la forma de cada piedra, también vi el bello rostro de mi esposo en cada una de ellas con su tierno gesto de sorpresa, feliz y extasiado por las maravillas que Dios había creado.
Dios te ha escogido, para Él tu eres de incalculable valor, y te ha dotado de singulares cualidades, labrando en ti especiales detalles, dándote un color, rasgos incomparables, tonos diferentes para brillar con su misma luz. Cristo exclama maravillado cuando nos encontramos con Él y su alegría se intensifica cuando otros van a su encuentro al ser alcanzados por la luz que ha puesto en sus hijos.
Eres de gran estima ante los ojos de Dios, y Él lo dio todo por nosotros; nos ha amado de tal manera que nos ha dado su vida y quiere que seamos luz en medio de la oscuridad del mundo, y que otros al igual que nosotros oigan su voz, abran la puerta de su corazón para que El venga a morar en ellos!
Oración para hoy
Te damos gracias Padre Celestial por todo cuanto nos has dado,
por tu vida en nosotros, enriquecernos con tus dones y el fruto de tu Espíritu Santo.
Ayúdame a ver y recordar que somos como piedras preciosas a las que tu presencia da incalculable valor.
コメント